El agua es una de las
sustancias más peculiares conocidas. Es una molécula pequeña y sencilla, pero
tras su aparente simplicidad presenta una complejidad sorprendente que la hace
especialmente útil para la vida.
Las moléculas de agua
están fuertemente unidas entre sí. Un aspecto paradójico es que el agua es un
líquido, aunque sus moléculas se encuentren en promedio fuertemente unidas.
Este fenómeno se debe al carácter transitorio de los puentes de
hidrógeno,
que al formarse y romperse continuamente permiten la movilidad de las moléculas
de agua. Una molécula de agua puede unirse a un máximo de otras 4 moléculas
por puentes de hidrógeno, actuando en dos de ellos como donadora y en otros dos
como aceptora.
En el hielo estos puentes
de hidrógeno son más o menos estables, mientras que en el agua líquida tienen un carácter
transitorio, estimándose que tiene una vida media del orden de picosegundos. En
resumen, podemos considerar el agua líquida como una red "infinita"
de puentes de hidrógeno en continua creación y ruptura. Por otra parte,
existen evidencias de que las moléculas de agua se asocian formando
agrupaciones -"clusters"- de moléculas de vida relativamente larga,
en el que las moléculas mantienen una red de puentes de hidrógeno bastante
estable en su conjunto.
Se estimaba que, en
promedio una molécula de agua está unida por 3,5 puentes de hidrógeno. Sin
embargo, estudios recientes parecen apuntar a que el número medio de puentes de
hidrógeno es algo menor; un 80% de las moléculas estarían unidas por sólo
dos puentes de hidrógeno fuertes, mientras que el 20% restante estarían unidas
hasta por 4 puentes de hidrógeno fuertes en disposición tetraédrica. Hay que
hacer notar que el aumento de la densidad del hielo al fundirse se debe a que
los enlaces de hidrógeno tienden a separar ligeramente a las moléculas de agua
respecto a su distancia de
Van der
Waals. En otras palabras, las moléculas de
agua están más separadas, en promedio, cuando están unidas por cuatro puentes
de hidrógeno que cuando el número de puentes de hidrógeno por molécula
es menor. En cualquier caso las moléculas de agua están fuertemente unidas
entre sí: la energía máxima de un puente de hidrógeno agua-agua es de unos
23,3 kJ/mol; además, hay que tener en cuenta las
interacciones de Van der Waals
entre moléculas próximas, que pueden suponer hasta unos 5 kJ/mol adicionales.
Por consiguiente es necesario suministrar mucha energía para hacer que las moléculas de agua se separen. Por
esto el agua presenta las temperaturas de fusión y de ebullición, así como el
calor específico, más elevado de todas las moléculas similares.
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